Navego sobre la arena virgen sorteando charcos, buscando un colchón prestado en el que caerme muerto; pero todos los portales están sellados. Tan sólo escucho, escucho el discurso senil de la lluvia que hace vibrar mis membranas. Esa lluvia abandonada que me duele y me quema el paladar, una lluvia ajena, huérfana. Y sigo soñando con tardes de futbolín, con somieres que rugen y nudos que se aprietan. Con camisas recién lavadas, con la frivolidad de una página muerta y el dulce aroma de un petardo.
De vuelta de todo, de vuelta de nada. Trago mis palabras; absorbo el aire de la hierba y eyaculo paz sobre las flores. Ya no me asustan las tormentas, ya no me busco en ninguna parte. Sólo yo sé quién soy, sólo yo me estrello cada noche en la habitación de un motel con hambre de sexos confluidos.

>> Escuchando... "Tarde de perros" de Quique González
1 comentario:
Saludos:
He encontrado este blog por casualidad en la red, y he de decirte que me ha impresionado, y no he podido evitar comentar algo sobre él.
Me parece un rincón bastante bien logrado, y cómo da la impresión de que lo has convertido en algo íntimo...Encuentro interesante, además, ese comentario acerca de la película de Woody Allen, y los paralelismos que sacas entre "Annie Hall" y "Olvídate de mí". A resumidas cuentas, me gusta tu blog, y espero que sigas así...Un saludo
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